Estamos en época de Navidad y con ella se acerca el fin del año.
Ambas temporadas coinciden en tiempo y afloración de emociones. Tendemos a asociarlas con eventos festivos y consumismo.
Más allá del sentido original de la navidad en nuestra sociedad se le da una connotación de época de compras, de fiesta, de búsqueda de compañía y emotividad. Además, muchas personas anhelan la llegada del fin del año como si con él se esfumaran sus preocupaciones y frustraciones.
Ante un ritmo de vida acelerado, el cansancio laboral y académico, la presión económica y las demandas sociales, se deposita en el mágico final del calendario la ilusión de que las insatisfacciones personales desaparecerán y que la realidad resurgirá con aires de cambio.
Hay una propensión a buscar refugio excesivo en las bebidas alcohólicas, en la comida, los dulces y las compras; a fin de que la placentera ebriedad que producen amortigüe penas y vacíos emocionales.
Aunque lo cierto es que, posterior al exceso, la pesada realidad aumenta su carga: deudas, sentimiento de culpa por el golpe de calorías al cuerpo y más angustia al comprobar que la vida continúa y que la magia sólo funciona en los cuentos.
¿Cómo disfrutar estas festividades sin estas secuelas negativas?
Ante todo, tomando conciencia de cuáles decisiones realmente nos aportarán bienestar, no sólo momentáneo, en el proceso de nuestra vida.
Si reflexionamos antes de actuar, contemplando más allá del placer inmediato, el disfrute será genuino, productivo y nos evitará arrepentimientos y angustias innecesarias.
La capacidad para manejar las emociones propias se pone a prueba. Si lo logramos se experimenta una sensación de autodeterminación que fortalece nuestro ser y contribuye al equilibrio que anhelamos en nuestra cotidianidad.
Esa conocida frase: “Pensar antes de actuar”, es la estrategia más sabia para ahorrarnos estrés después del disfrute.
Algunas medidas que podemos contemplar:
* Evitar comprar más allá de lo que realmente necesitamos y podemos adquirir.
No es cierto que la compra excesiva genere plenitud, por el contrario, si bien puede producir un efecto inicial estimulantemente, este termina por convertirse en acentuador de nuestro vacío interno.
* Elegir obsequios que sean de utilidad y valor simbólico sin poner en riesgo el presupuesto personal y familiar.
Dar es un valor que genera gratitud y alimenta el espíritu, pero no implica extralimitarnos en el costo. No es el valor económico el que define la magnitud del afecto.
* Darse el gusto de saborear comidas y bebidas sin olvidar que el placer que generan tiene sentido si se hace respetando el límite que la sabia naturaleza ha diseñado para nuestro bienestar integral.
Devorar e ingerir en exceso, lejos de resolver insatisfacciones propias, genera sensación de mayor frustración cuando caemos en razón de que nos hicimos daño a nosotros mismos al entorpecer nuestro equilibrio.
* Aprovechar la emotividad que la época tiende a provocar para fortalecer nuestro sentido de vida, reflexionando en torno al valor que nuestra dignidad nos da y al amor propio que debemos alimentar para poder amar al prójimo.
Si en estas festividades no tenemos con quien compartir podemos ingeniar espacios personales que nos permitan disfrutar nuestra propia compañía o buscar apoyar a otras personas que nos necesitan y así evitar caer en la tentación irracional de pensar que el sufrimiento es lo único que queda mientras otros disfrutan.
Si bien el simbolismo de estas festividades nos invita a compartir con las personas cercanas, esa es una motivación que se puede realizar en el día a día.
Si por alguna razón la nostalgia o el sentimiento de soledad quieren ser los protagonistas en estos días hagamos un esfuerzo por convencer a nuestra mente de que si bien hay realidades que no podemos modificar si podemos decidir con qué actitud las enfrentamos.
La esperanza, el perdón, la prudencia y la auto motivación son parte de los recursos que podemos activar para disfrutar con mucha paz y amor el sentido real de estas celebraciones y que Enero no se convierta en la tradicional cuesta.
Está en nuestra manos lograrlo.
Una respuesta a “Estrés Post Fin de Año”
Así es, siempre nos centramos en los regalos y eso ocasiona personas súper endeudada. Es importante reflexionar sobre estas fechas, para que sea algo más de familia que material.